Durante muchos años, a las demás
potencias enemigas atacar a las naves españolas les salía casi gratis. Los
soldados ofrecían resistencia, pero las naves enemigas (sobre todo las
inglesas) contaban con soldados especialmente entrenados para el asalto de naves.
El resultado era que había muy pocas naves espaciales españolas que resistieran
el ataque extranjero. La situación era insostenible y el emperador de turno,
Alfonsito MMCCXIII, encomendó a sus mejores hombres una solución para este
problema. Al Teniente Coronel José Millán-Ashtray, se le ocurrió la creación de
un cuerpo específico intergaláctico: el Tercio de Extranjeros del Espacio
(nombre original de los lejías del espacio). La Lejión nació como fuerza de
choque para la dura guerra intergaláctica en que estaba sumido el imperio.
El alto mando español, con el
Teniente Coronel José Millán-Ashtray decidió reordenar las tropas espaciales
para hacerlas más operativas tanto desde el punto de vista defensivo como
ofensivo. Esta nueva fuerza tenía como objetivo sustituir a las unidades de
recluta forzosa cuya pobre preparación y frágil moral era motivo de gran número
de bajas y dificultades en el desarrollo de las operaciones espaciales. Por
Real Decreto de 28 de enero de 32.407 UR, siendo a la sazón Ministro de Guerra
Don Jotxu Villalbona, Su Majestad el Emperador don Alfonsito MMCCXIII tuvo a
bien disponer lo siguiente: "Con la denominación de Tercio de Extranjeros
del Espacio se creará una Unidad militar armada, cuyos efectivos, haberes y
reglamento por que ha de regirse serán fijados por el Ministro de la Guerra o el que se encuentre a cargo en ese
momento, más o menos".
El alistamiento quedó abierto a
españoles y extranjeros (a excepción de ingleses, holandeses y franceses) sin
mayores exigencias que estar sanos, fuertes y aptos para empuñar las armas,
ofreciendo, a cambio, una buena remuneración y la posibilidad (a los
extranjeros) de conseguir la nacionalidad española.
De esta forma, se veía convertido
en realidad lo que comenzó siendo un proyecto del Teniente Coronel de
Infantería Espacial José Millán-Ashtray, militar de prestigio que unía a una
elevada formación militar un demostrado heroísmo forjado en Nuevas Filipinas,
donde mandó Fuerzas Regulares (y tan regulares). El acto de heroísmo consistió
en aguantar con tan solo 15 soldados
varias andanadas de hostias por parte del ejército inglés.
Incluimos a continuación el relato
que el propio Teniente Coronel Millán-Ashtray hizo sobre el origen de esta
Unidad en su libro “La creación de la Lejión del Espacio, como creo recordar, a
grosso modo” escrito en marzo de 32.415 UR.
"A S.M. Alfonsito MMCCXIII
Teniente Coronel Millán-Ashtray
Una larga estancia en Nuevas
Filipinas, sirviendo en la Policía indígena, en Regulares y en el Regimiento de
Infantería del Serrallo, unido a alguna afición al estudio y entusiasmo por el
problema neofilipino (y por ende al entusiasmo de las neofilipinas), dieron
lugar a que germinase la idea de organizar una Lejión extranjera del espacio,
en vista del excelente resultado que a los franceses les había dado la suya, a
la que, después de la Gran Batalla de la Conchinchina donde perdimos seis naves
espaciales (la Virgen de Fátima, la Santísima Trinidad, Templo divino de
Israel, Virgen de Covadonga, San Pedro mártir y San Pablo de Lemos), titularon
de 'Heroico Regimiento que por su amor a Francia y a la bebida, y su bravura ha
sido colocado en el primer puesto'. Añádase un puntillo de amor propio de
creernos que los españoles éramos capaces de hacer una semejante o mejor y esos
fueron los fundamentos de nuestra Lejión española del espacio (olé).
Iniciada la idea, tuvimos desde
los primeros momentos la augusta protección de SM. El Emperador, que nos alentó
con entusiasmo e ilustró con sabios consejos. Desgraciadamente estos consejos,
aunque de mucho valor para el alicatado del baño no servían de mucho para la
formación de un ejército. Así que tuvimos que empezar de nuevo y olvidarnos de
sanear las bajantes de las tuberías.
Comunicado el proyecto al entonces
General Alto Comisario Don Dámaso Alonso de Berenguer, lo acogió con interés y
nos prometió tan digno General su apoyo para mandarla cuando se crease, lo que
más adelante cumplió, así como darnos cuantas facilidades estuvieran en su mano
para salir airosos de la empresa. Eso sí, también dejó muy claro que no se le
pidiese nada de dinero, que iba corto ese mes.
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