Nos encontramos en el año 44.092
UR (ver apartado “Religión” para saber cómo se cuentan los años desde la
“Unificación Religiosa”). La humanidad en
el planeta Tierra ha conseguido sobrevivir durante tantísimos años sin
exterminarse a sí misma gracias a un gran acuerdo global-planetario, llamado
Acuerdo Bredotó (3.635 UR), que prohibía cualquier tipo de guerra en el planeta
Tierra.
François Bredotó fue un monje benedictino
francés de la Gascuña que vivió en el siglo XXII y que siempre soñó con un
planeta unido y en paz. Desgraciadamente el hermano florecillas (que es como se
le llamaba a Bredotó en el convento) sufrió una fiebre puerperal, a
consecuencia de la cual se dio cuenta de que no era varón, sino hembra, dejando
el monasterio y yéndose a París al Moulin Rouge, donde permaneció durante
varios años siendo la primera vedette, teniendo el nombre artístico de Josephine.
Algunos siglos después, cuando los
diferentes países del mundo buscaron un nombre para poder ponerle al acuerdo,
encontraron por casualidad el nombre del monje, aunque solo la historia previa
a la fiebre puerperal. Posteriormente a la firma del acuerdo, se encontró la
historia completa con el posterior cachondeo general.
Volviendo al acuerdo Bredotó, este
está lleno de paja burocrática hasta el párrafo más importante que pone
textualmente: "...y ningún país atacará (de ninguna manera imaginable) a
otro para conseguir territorios, materias primas u otros pretextos, so pena de
que cualquier otro país pueda atacarlo con total impunidad y arrasar su
territorio”.
Y el acuerdo no es todo papel
mojado (como ocurre con muchos acuerdos globales) sino que en Europa occidenal
el acuerdo se cumple a rajatabla… Como ocurrió con Andorra, que fue invadida en
el año 6.412 UR, al atacar una masía del valle de Arán. España y Francia
reaccionaron conjuntamente y se repartieron el territorio andorrano y los
artículos de bazar.
Sin embargo, no es del todo
perfecto y el acuerdo es sistemáticamente violado en África, aunque ningún país
en su sano juicio está dispuesto a meterse en una guerra en un continente del
que solo pueden sacar problemas. Menos mal que en Asia la cosa está más o menos
apacible, aunque el acuerdo tampoco se cumplió.
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